El Café
La cafeína es la droga más popular del mundo y se toma normalmente en el café, el té, el cacao, las bebidas de cola, el chocolate, y medicinas que se adquieren sin receta.
Pese a su popularidad, el uso de la cafeína no se ha librado de la controversia. Después de la introducción del café en Inglaterra al principio del siglo XVII, un grupo de mujeres publicó en 1674 un folleto titulado
«Demanda de la mujer contra el café, exponiendo ante la consideración pública los grandes inconvenientes entrañados para su sexo por el uso excesivo de esa bebida secante y debilitante». Las mujeres sostenían enérgicamente que el café causaba en los hombres una grave disminución de la excitabilidad sexual y posible esterilidad (Ray 1978).
LAS METILXANTINAS
La cafeína es un alcaloide blanco, amargo y cristalino, perteneciente a una familia de compuestos llamados xantinas estimulantes o metilxantinas. Existe un gran número de metilxantinas, pero solamente tres se encuentran en los alimentos: la cafeína, que es el principal derivado de las xantinas en el café, la teofilina, el principal derivado de las xantinas en el té, y la teobromina, el principal derivado de las xantinas en el cacao (Rall 1985).
Las menciones al uso de la cafeína se remontan a por 1.600 años por lo menos. La popularidad de las bebidas que contienen cafeína proviene del antiguo descubrimiento de que estas bebidas tenían efectos estimulantes que animan, disminuyen la fatiga y aumentan la capacidad de trabajo. Existen muchas historias pintorescas que describen cómo se descubrieron la cafeína y las otras metilxantinas.
Una de las más populares sobre el descubrimiento del café es el cuento de Kaldi, un cabrero árabe. De vez en cuando, sus cabras se alejaban hacia las montañas, y después de aquellas excursiones el cabrero se daba cuenta de que los animales se comportaban de un modo bastante extraño. Brincaban por la ladera como niños pequeños y salían disparadas velozmente al ver al cabrero. Un día, Kaldi siguió a las cabras y comió unas bayas rojas que les había visto mordisquear. Notó que se sentía muy feliz y tenía una energía ilimitada.
La historia dice que a un hombre santo que vio esta escena, se le apareció Mahoma y le mandó hervir las bayas en agua y dar este líquido a sus hermanos del monasterio para ayudarles a mantenerse despiertos durante sus largas horas de oración (Ray 1978; Graham 1978; Rall 1985).
Hay tantas leyendas sobre el origen del té como sobre el del café. Según una de ellas, Daruma, el descubridor del budismo zen, una vez se durmió mientras meditaba. Cuando se despertó se avergonzó tanto que se cortó los párpados y los tiró al suelo. Donde cayeron, creció una planta. De las hojas de esta planta, Camellia sinensis, podía hacerse una bebida que mantenía a las personas despiertas (Ray 1978).
El árbol del cacao, fuente de la baya del cacao y de su derivado el chocolate, es originario del nuevo mundo. Los aztecas, que eran tan adictos al chocolate como lo somos nosotros al café, conservaban la leyenda de que Quetzalcoatl, el dios del aire, les había dado un regalo del Paraíso, el chocolate o el árbol del cacao. Recordando esta leyenda, Linneaus llamó al árbol Theobroma cacao, o « alimento de los dioses» (Ray 1978).
FUENTES E ÍNDICES DE CONSUMO
El consumo de cafeína en el mundo se calcula en 70 mg por persona y día, que es más o menos el equivalente de una taza diaria de café para cada hombre, mujer y niño de la tierra. En Estados Unidos, más del 80 % de la población adulta consume cafeína con regularidad, contribuyendo a un consumo per capita de 211 a 238 mg diarios (Gilbert 1976, 1984; Graham 1978).
La fuente más común de cafeína es el café. Más del 75 % de la cafeína consumida en Estados Unidos procede del café. Una taza de 150 ml de café contiene de 40 a 176 mg de cafeína. Como se muestra en la tabla 8.1, el contenido de cafeína varía en función de la especie de la planta del café, el tipo de proceso (molido o instantáneo), el método de preparación (percolador o goteo), la cantidad de café utilizada y el tiempo de preparación (Graham 1978; Barone y Roberta 1984; Clementz y Dailey 1988).
La segunda fuente más común de cafeína es el té. Aproximadamente el 15 % de la cafeína consumida en Estados Unidos procede del té. Por peso, el té contiene más cafeína que el café, pero se necesitan por taza menos gramos de hojas de té que gramos de café. De este modo, una taza de té suele contener menos cafeína que una cantidad comparable de café.
Una taza de 150 ml de té contiene de 8 a 9 mg de cafeína, según la especie de té, el método de elaboración y el tiempo de preparación. Una taza de té también contiene 1 mg de la metilxantina teofilina.
Otra fuente de cafeína es el chocolate, que procede del árbol del cacao de la selva tropical del Amazonas. Aunque sólo un pequeño porcentaje del consumo medio de cafeína de los adultos procede del chocolate, puede ser una fuente principal de cafeína para los niños.
Una taza de 150 ml de chocolate deshecho tiene 4 mg de cafeína y un vaso de 240 ml de chocolate con leche tiene 5 mg. Una taza de chocolate deshecho también contiene aproximadamente 250 mg de la metilxantina teobromina.
También se consumen cantidades importantes de cafeína en las bebidas de cola y otras bebidas gaseosas. Una bebida de cola de 360 ml contiene de 30 a 60 mg de cafeína. Aproximadamente la mitad de la cafeína de una bebida de cola procede de la base de nueces de cola y el resto, el derivado del descafeinado de cafés y tés, es añadido por los fabricantes para realzar el sabor (Gilbert 1981).
Por último, la cafeína se añade a un gran número de medicamentos expedidos sin receta que incluyen remedios para el dolor de cabeza, preparaciones para los resfriados y para la descongestión, diuréticos e inhibidores del apetito (Clementz y Dailey 1988).
METABOLISMO DE LAS METILXANTINAS
El metabolismo de las tres metilxantinas es similar. Sin embargo, la mayor parte de la información disponible se refiere al metabolismo de la cafeína. En los adultos, más del 99 % de cafeína ingerida es absorbida rápidamente en el tracto gastrointestinal y distribuida a todos los tejidos del cuerpo en 5 minutos.
Los niveles más altos de cafeína en sangre se alcanzan de 15 a 45 minutos después de la ingestión. Dependiendo de una variedad de factores, incluso la edad, el género y el nivel de actividad del individuo, la vida media de la cafeína en el plasma varía de 3 a 7 horas. La cafeína es metabolizada casi por completo por el hígado, donde es desmetilada y transformada en los metabolitos 1-metil ácido úrico y 1-metil xantina.
Estos metabolitos son excretados principalmente por los riñones, aunque pueden aparecer cantidades pequeñísimas en las heces, la saliva, el semen y la leche materna. De toda la cafeína consumida, del 3 % al b % es excretada sin alterar por el riñón.
El metabolismo de la cafeína es más lento en los recién nacidos, adultos con enfermedades hepáticas, y en las mujeres que toman anticonceptivos orales, y durante la segunda mitad del embarazo, y es más rápido en los fumadores (Rall 1985; Leonard, Watson y Mohs 1987).
* La vida media de un compuesto es el tiempo que se necesita para que el nivel sanguíneo máximo descienda la mitad.
EFECTOS FISIOLÓGICOS
La cafeína, la teofilina y la teobromina afectan a los sistemas cardiovascular, respiratorio, gastrointestinal, renal, muscular y nervioso de la siguiente manera:
1. Estimulan el sistema nervioso central
2. Estimulan el músculo cardíaco
3. Relajan los músculos lisos
4. Estimulan la secreción de ácido gástrico
5. Actúan como diuréticos
6. Aumentan los ácidos grasos libres del plasma y la glucosa
Las tres metilxantinas tienen estructuras químicas y efectos en el cuerpo parecidos. Sin embargo, su potencia varía según el sistema fisiológico que se considera. Por ejemplo, la cafeína y la teofilina son estimulantes muy poderosos del sistema nervioso central, y la teobromina tiene efectos estimulantes mínimos.
En comparación, la teofilina tiene el mayor y la cafeína el menor efecto sobre el sistema cardiovascular (Ray 1978; Rall 1985).
Sistema cardiovascular
Las acciones de las metilxantinas sobre el sistema cardiovascular son complicadas y a veces antagonistas. Los efectos dependen hasta cierto punto de la dosis y la vía de administración, la historia de con sumo de cafeína del individuo, y otros factores fisiológicos y ambientales.
Por lo general, las metilxantinas estimulan el funcionamiento cardiovascular y a altas dosis pueden causar aumentos de la tensión arterial y el ritmo cardiaco. Pueden producirse arritmias cardiacas en individuos especialmente sensibles a la cafeína y en personas que ingieren una excesiva cantidad de bebidas que contienen cafeína (Rall 1985).
Músculos lisos
Las metilxantinas relajan varios músculos lisos. Su acción más importante a este respecto reside en su capacidad de relajar los músculos lisos de los bronquios en los pulmones. De resultas de su poderosa acción broncodilatadora, la teofilina se utiliza a menudo en el tratamiento de los pacientes asmáticos. Los compuestos de teofilina se administran como terapia profiláctica para el asma y se utilizan como complementos en el tratamiento de los ataques prolongados de asma (Rall 1985).
Aparato gastrointestinal
La cafeína aumenta la secreción tanto de ácido gástrico como de pepsina, la enzima que inicia la descomposición de las proteínas en el estómago. Pero, tanto el café normal como el descafeinado estimulan el ácido gástrico y la secreción de pepsina más que la cafeína sola, señal de que otro compuesto del café ejerce un efecto importante en el sistema gastrointestinal.
El aumento de las secreciones gastrointestinales que se deriva del consumo de café hace que éste sea potencialmente perjudicial para individuos que padecen úlceras gástricas (Rall 1985; Leonard, Watson y Mohs 1987).
Aparato renal
La cafeína, la teofilina y la teobromina afectan al sistema renal por su acción diurética en los riñones, aumentando el volumen de orina y la excreción de sodio (Rall 1985; Leonard, Watson y Mohs 1987).
EFECTOS NEUROFISIOLÓGICOS Y COMPORTAMIENTO
Todos los efectos fisiológicos de las metilxantinas son importantes, pero son sus acciones sobre el sistema nervioso central y el comportamiento lo que contribuye de modo más significativo a su uso.
Acciones sobre el sistema nervioso central
La cafeína, la teofilina y la teobromina actúan como estimulantes del SNC, siendo la cafeína la que produce efectos más intensos. Estos estimulantes activan directamente el córtex cerebral. Después del consumo de tan sólo 150 mg de cafeína (unas dos tazas de café), el córtex, que es responsable de un mayor funcionamiento mental, revela un modelo de actividad eléctrica que indica excitación.
Dosis más altas de cafeína (500 mg o cuatro a cinco tazas de café) estimulan la médula, una región del rombencéfalo que contiene zonas relacionadas con el control de la respiración, el funcionamiento cardiovascular y la actividad muscular. A
Al aumentar la sensibilidad de estos centros medulares a las acciones estimulantes del dióxido de carbono, la cafeína incrementa el ritmo de respiración. Esta acción hace que la cafeína sea útil para tratar la depresión respiratoria derivada de sobredosis de drogas como la heroína y la morfina.
A dosis incluso más altas (1.000 mg), el insomnio y la inquietud son comunes y pueden acompañarse de un ligero delirio. Trastornos sensoriales, inclusive zumbidos en los oídos y destellos de luz, son frecuentes. La intoxicación mortal con cafeína, si bien es rara, puede producirse con dosis de 5.000 a 10.000 mg.
Los síntomas de la toxicidad aguda de la cafeína incluyen ataques, convulsiones, vómitos, taquicardia, arritmias ventriculares y la muerte por edema pulmonar, fibrilación ventricular y paro cardiopulmonar (Ray 1978; Rall 1985; Leonard, Watson y Mohs 1987).
Efectos sobre el comportamiento del Café
En general, las consecuencias de la cafeína en el comportamiento están directamente relacionadas con sus acciones en el SNC. En los individuos que consumen cafeína con regularidad, de 50 a 300 mg (de una a tres tazas de café) suelen causar mayor perceptividad y menor fatiga y puede mejorar el rendimiento de las habilidades motoras más bastas.
En los consumidores habituales de cafeína, dosis tan bajas como 32 mg pueden mejorar de modo significativo el tiempo de reacción visual y la atención auditiva (Goldstein, Kaizer y Warren 1965; Clubley et al. 1979; Lieberman et al. 1987; Roache y Griffiths 1987; Zwyghuizen-Doorenbos et al. 1990).
Mientras que la cafeína puede contrarrestar los descensos de algunas tareas motoras provocados por la fatiga y facilitar las tareas que requieren atención y tiempo de reacción simples, también puede dificultar la realización de movimientos motores delicados.
No hay pruebas terminantes de que la cafeína mejore la capacidad intelectual, excepto tal vez cuando un nivel de inteligencia normal haya decaido por la fatiga y el aburrimiento. En los que no la utilizan, la cafeína produce nerviosismo y por eso puede repercutir negativamente en el rendimiento (Dews 1982; Weiss y Laites 1962; Loke, Hinrichs y Ghoneim 1985; Loke 1988).
El sueño es la función más sensible a la cafeína. La cafeína altera las pautas del sueño retrasando la instauración del mismo, acortando su duración, reduciendo su profundidad normal y empeorando la calidad subjetiva. Sin embargo, se observan grandes diferencias indivduales en estos efectos. En la cantidad y la calidad de sueño influyen varios factores, como la cantidad de cafeína consumida y el historial previo de consumo de cafeína del individuo (Goldstein, Warren y Kaizer 1965).
INTOXICACIÓN POR CAFEÍNA
Grandes cantidades de cafeína pueden causar dolor de cabeza y nerviosismo. Cuando se consumen más de 1.000 mg al día se registran comportamientos parecidos a la neurosis de ansiedad. Con esta dosis puede sobrevenir rubor facial, frío, irritabilidad y pérdida del apetito (McKim 1986). Este trastorno se denomina cafeinismo o intoxicación por cafeína y aparece en la lista DSM-IIIR (American Psyquiatric Association 1987) como trastorno mental orgánico o alteración cuya causa el consumo de cafeína se conoce.
Criterios para el diagnóstico de la intoxicación por cafeína
A. Consumo reciente de cafeína, normalmente superior a 250 mg.
B. Como mínimo cinco de los siguientes síntomas:
1. Inquietud
2. Nerviosismo
3. Agitación
4. Insomnio
5. Rubor facial
6. Diuresis
7. Molestias gastrointestinales
8. Contracciones musculares
9. Divagaciones incoherentes de pensamiento y habla
10. Taquicardia o arritmia cardíaca
11. Períodos de infatigabilidad
12. Agitación psicomotora
C. No se deben a ningún trastorno físico o mental, como el trastorno de la ansiedad. (American Psychiatric Association 1987, p. 139.)
Un individuo debe reunir los criterios A, B y C para que pueda diagnosticarse intoxicación por cafeína. La cura de este trastorno es relativamente simple: la eliminación de la cafeína de pero, como se detalla en el próximo apartado, la eliminación brusca de la cafeína puede causar un grave síndrome de abstinencia.
Cafeína y ansiedad
Estudios de casos prácticos han revelado que los síntomas de la intoxicación por cafeína a veces son indistinguibles de los de la neurosis de ansiedad. El parecido entre estas dos enfermedades ha lleva do a la hipótesis de que puede haber una relación directa entre ambos estados.
En favor de esta hipótesis, se han encontrado correlaciones significativas entre el consumo de cafeína y los niveles de ansiedad, tanto en estudiantes universitarios como en pacientes psiquiátricos (Greden y cols. 1978; Gilliland y Andress 1981; Boulenger y Uhde 1982; Loke 1988).
Sin embargo, a diferencia de estos hallazgos, un estudio de más de 3.800 individuos normales realizado por los National Institutes of Health no descubrió ninguna relación entre el consumo de cafeína y la ansiedad (Eaton y McLeod 1984).
DESARROLLO DE TOLERANCIA Y DEPENDENCIA FÍSICA DE LA CAFEÍNA
En el campo de la farmacología, la tolerancia se refiere a cualquier situación en que la repetida administración de la misma dosis de un fármaco produce cada vez menos efecto. De este modo, la segunda o la décima dosis de un medicamento no tienen un efecto tan grande como la primera. Al final, la dosis original del medicamento tendrá efectos mínimos.
Muchos fármacos tienen múltiples acciones derivadas de sus efectos en diferentes sistemas fisiológicos. Puede desarrollarse tolerancia a ciertas acciones de un fármaco, pero no a otras. Por ejemplo, se desarrolla menos tolerancia a los efectos de la cafeína en el SNC que a la mayoría de sus otros efectos (Ray 1978).
No obstante, los resultados de un estudio reciente sobre los efectos de la cafeína sobre el estado de vigilia y los modelos de sueño indican que la tolerancia a los efectos de la cafeína en estos comportamientos puede desarrollarse incluso sólo después de cuatro días de exposición al estimulante (Zwyghuizen-Doorenbos y cols. 1990).
En los no usuarios, la cafeína suele causar sensaciones de ansiedad y nerviosismo; sin embargo, la tolerancia se desarrolla en varias semanas cuando el individuo se hace consumidor habitual de cafeína.
La dependencia física es el estado en que la interrupción del uso de una droga lleva a una serie característica de síntomas que componen el llamado síndrome de abstinencia. Durante el último decenio se han documentado casos de dependencia física de la cafeína, donde el síndrome de abstinencia suele manifestarse sobre todo por olor de cabeza, seguido de una constelación de síntomas relacionados con la fatiga y la ansiedad:
1. Dolor de cabeza
2. Depresión mental
3. Fatiga
4. Inatención
5. Somnolencia
6. Disminución de la vigilancia
7. Ansiedad
8. Nerviosismo
9. Tensión muscular
Tipos de acción
Han sido propuestas varias teorías para explicar los efectos de la cafeína y las otras metilxantinas en el SNC. Una de las primeras fue que las metilxantinas producen sus efectos inhibiendo la enzima fosfodiesterasa. Esta enzima descompone el 3, 5-adenosin monofosfato cíclico (AMFc), que tiene varias acciones en el cuerpo, entre ellas actuar como «segundo mensajero» para traducir mensajes extracelulares en respuestas intracelulares (Rall 1985).
La inhibición de la fosfodiesterasa reduciría el catabolismo del AMFc produciendo un aumento de los niveles de AMFc, aumento que podría estimular la actividad dentro del SNC. Un escollo de esta teoría es que los efectos de la cafeína en el comportamiento se producen con dosis muchas veces menores que las que hacen falta para inhibir la actividad de la fosfodiesterasa (Fernstrom y Fernstrom 1984).
Experimentos que demuestran que la cafeína puede obstaculizar o contrarrestar los efectos de algunos agentes ansiolíticos en los seres humanos han llevado a la teoría de que la cafeína puede actuar obstruyendo el receptor de benzodiacepina en el SNC. Los agentes ansiolíticos como el diazepan (Valium) y el clorodiacepóxido (Librium) pertenecen al tipo de fármacos de las benzodiacepinas.
Se cree que estos compuestos producen sus efectos antiansiedad actuando en lugares receptores específicos del cerebro. Además, se ha planteado la hipótesis de que el cerebro produce sus propias sustancias ansiolíticas que funcionan como la benzodiacepina.
Obstruyendo los lugares receptores de benzodiacepina, la cafeína podría inhibir la actividad de los agentes antiansiedad naturales del cerebro. Esta inhibición podría explicar los síntomas de ansiedad producidos por las grandes dosis de cafeína (Hirsh 1984; McKim 1986).
Recientemente han venido acumulándose pruebas convincentes que indican que la adenosina es mediadora en las acciones de la cafeína y de las otras metilxantinas sobre el comportamiento. La adenosina es un constituyente del adenosintrifosfato (ATP) y de los ácidos nucleicos.
La adenosina dilata los vasos sanguíneos tanto del cerebro como de la circulación coronaria, inhibe la descomposición de la grasa y disminuye los lípidos sanguíneos. En el SNC, la adenosina es un sedante electrofisiológico, bioquímico y del comportamiento que típicamente disminuye la actividad neuronal. Estos efectos son contrarios a muchas de las acciones de la cafeína comúnmente observadas (Tabla ).
La cafeína, a dosis comparables a las que contienen unas cuantas tazas de café, ocupa el 50 % de los receptores de adenosina en el SNC. Obstruyendo los lugares receptores, la cafeína puede impedir que la adenosina inhiba la alimentación neuronal, permitiendo así una mayor excitación de la actividad neuronal y del comportamiento (Hirsh 1984; Snyder 1984).
Las alteraciones en los receptores de adenosina también parecen desempeñar un papel en el desarrollo de la tolerancia y la dependencia física de la cafeína. El consumo crónico de cafeína incrementa el número de lugares receptores de adenosina y probablemente su sensibilidad a ésta.
Se puede llegar a alcanzar un nuevo equilibrio entre la adenosina endógena y la presencia de cafeína exógena, con reducción consiguiente de algunas de sus acciones fisiológicas y sobre el comportamiento de la droga.
Si este equilibrio cambia de repente al disminuir o interrumpir bruscamente el consumo de cafeína, los receptores de adenosina sobrantes ya no estarán obstruidos por la cafeína y las respuestas fisiológicas a la adenosina pueden ser exageradas, contribuyendo entonces al síndrome de abstinencia de la cafeína (Hirsh 1984; Griffiths y Woodson 1988).
USOS TERAPÉUTICOS DEL CAFE
Las metilxantinas pueden ser remedios eficaces contra varias enfermedades clínicas inclusive problemas respiratorios en los recién nacidos e hiperactividad infantil por desatención.
Apnea del sueño
La cafeína y la teofilina se han utilizado con éxito en el tratamiento de la apnea del sueño en recién nacidos prematuros. Se han encontrado anormalidades respiratorias en el 25 % de los niños prematuros que pesaban menos de 2.500 g y en el 84 % de los niños que pesaban menos de 1.000 g, inclusive periodos del sueño en que la respiración puede cesar durante 10-20 segundos (apnea del sueño).
La apnea del sueño representa una amenaza de hipoxemia/hipoxia recurrente y lesiones neurológicas. Tanto la cafeína como la teofilina pueden disminuir la incidencia y la duración de la apnea en los niños prematuros. La teofilina también puede ser eficaz para disminuir la incidencia de la apnea en recién nacidos a término con anormalidades respiratorias relacionadas con el síndrome de la muerte súbita infantil (Rall 1985).
Hiperactividad por desatención
La cafeína se ha utilizado como tratamiento en niños con hiperactividad por desatención, síndrome de instauración temprana que se caracteriza por hiperactividad, facilidad de distracción, agresividad y comportamiento antisocial. Aunque se desconoce el mecanismo fisiológico, del 60 % a170 % de los niños con hiperactividad por desatención responden bien a estimulantes farmacológicos como las anfetaminas y el metilfenidato.
Estos estimulantes pueden producir rápidos cambios en el comportamiento, que incluyen mayor capacidad de concentración y disminución de la hiperactividad y del carácter impulsivo. ths y Woodson 1988).
CAFEÍNA Y ENFERMEDADES
Enfermedades cardiovasculares
Varios estudios han evaluado los efectos de la cafeína en las enfermedades cardiovasculares. Los primeros indicaron que el consumo superior a seis tazas de café diarias se asociaba con un mayor riesgo de infarto de miocardio (Jick y cols. 1973; Rosenberg y cols. 1980). También se ha observado su influencia en problemas relacionados con la tensión arterial.
Cáncer
Estudios epidemiológicos dirigidos durante los años setenta y ochenta demostraron la existencia de una relación entre el café y el cáncer urinario, pancreático y ovárico (Grice 1984). Por ejemplo, Mac Mahon y cols. (1981) compararon el consumo de café de 369 pacientes con cáncer de páncreas y 644 pacientes de control y descubrieron una estrecha relación entre ambas variables, tanto en hombres como en mujeres.
Otras enfermedades
El consumo de cafeína también se ha relacionado con bultos benignos en el pecho o enfermedades fibroquísticas (Minton y cols. 1979). Algunas mujeres con quistes dicen experimentar un repentino alivio del dolor cuando eliminan la cafeína de su dieta.
También se ha dicho que la eliminación de bebidas que contienen cafeína de la dieta mejora algunos de los síntomas del síndrome premenstrual (SPM). Para examinar el papel de la cafeína en el SPM, Rossignol (1985) preguntó a 295 estudiantes universitarias de segundo grado acerca de la presencia y la gravedad del SPM, el consumo de bebidas que contenían cafeína y el uso de fármacos con cafeína que se obtienen sin receta.
El predominio del SPM, y en particular los síntomas de moderados a graves, aumentaba con un mayor consumo de bebidas que contenían cafeína. Es interesante observar que, en esta población, las bebidas de cola representaban la principal fuente de cafeína.
También se han postulados relación entre enfermedades como la osteoporosis y un consumo habitual de café, como a su vez deficits de minerales entre ellos el calcio y vitaminas como las vitaminas hidrosolubles en especial la vitamina C.
Resulta innegable que a partir de su aparición, el azúcar ha jugado un papel clave en gran parte de los sucesos transcurridos en el desarrollo de la humanidad. Los imperios español, inglés y francés entre otros hicieron uso del dulce para enriquecerse.
Al azúcar se le menciona como una de las causas que desataron las Cruzadas, se le atribuye la responsabilidad sobre el tráfico de esclavos hacia América, se le acusa de ocasionar toda una serie de plagas inexistentes antes de su aparición, como el escorbuto y lo que hoy se conoce como diabetes y actualmente comienza a ser identificada como una de las principales causantes de enfermedades nerviosas, especialmente entre los niños.
Por su parte, otra droga tan inocua a los ojos de las mayorías, como es la cafeína, ha transitado también por diversas prohibiciones y ha sido motivo de disputas internacionales. Su producción y comercio determinaron el destino de las antiguas potencias, tal como hoy en día determinan los enormes ingresos de al menos dos de las nuevas potencias: las transnacionales de productos farmacéuticos y alimenticios.
El cafeto, las hojas de té, el cacao y la nuez de kola son las principales fuentes de la cafeína, una droga psicoactiva perteneciente al grupo conocido como las metilxantinas. Los efectos estimulantes de las metilxantinas provienen de su interacción con los receptores de la adenosina y se observan a varios niveles del organismo: en el sistema nervioso, en la respiración y en el músculo cardíaco.
Tienen también un efecto diurético, esto es, aumentan la excreción de orina, dilatan los bronquios y estimulan el metabolismo basal.
Las transnacionales dedicadas al comercio del azúcar, el café, el té, el chocolate y las bebidas de cola, se cuentan entre las más poderosas del mundo, por lo que sin lugar a dudas, en este capítulo se analizan los psicoactivos de mayor venta a nivel mundial.
Algunos autores como el Dr. Bruker, William Dufty, Laura Urbina y Nancy Appleton afirman que por ello mismo, la información sobre estas drogas es una de las más escasas, manipuladas y poco difundidas dentro de la historia de las drogas.
Los intereses económicos que hay detrás de ellas, concretamente en el caso del azúcar, han sido lo suficientemente poderosos como para suspender, retrasar e incluso tergiversar la realización de estudios científicos concluyentes respecto a las repercusiones físicas y psicológicas del uso cotidiano de esta droga a largo plazo.
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FUENTES DE CONSULTA ACERCA DE LA CAFEÍNA
1. Appleton, Nancy: Lick the sugar habit, Avery, USA, 1988.
2. Brau, Jean-Louis: La historia de las drogas, Bruguera, España, 1973.
3. Brailowsky, Simón: Las sustancias de los sueños: neuropsicofarmacología, FCE-CONACYT, México, 1995.
4. Bruker, M. O.: ¡Azúcar azúcar! Cómo evitar la perniciosa influencia del azúcar en la alimentación actual, Integral, España, 1994.
5. Dufty, William: Sugar Blues, Centro Macrobiotico Maldonado, Uruguay, 1987.
6. Escohotado, Antonio: El libro de los venenos, Ómnibus– Mondadori, España, 1990.
7. Factas about: Caffeine, Alcoholism and Research Foundation, Toronto Canada (Internet).
8. Musacchio, Humbreto: Diccionario enciclopédico de México, Tomo I, Andrés León Editor, México, 1990.
9. «Sugar does not affect children behaivor» The New England Journal of Medicine, Enero de 1996, Vol 2, No. 1, Massachusetts Medical Society, USA.
10. Urbina, Laura: Primer Manual de Nutrición Consciente, Grupo Tepozcahuic A.C., México, 1997.
11. Weil, Andrew y Winfred Rosen: Del café a la morfina, Integral, España, 1993.
12. Cunningham, Danna y Andrew Ramer: The Spiritual dimensions of healing addictions, Cassandra Press, CA, USA, 1986.
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