El Aluminio
El aluminio es el tercer elemento más frecuente y el metal más abundante, y constituye aproximadamente el 8 % de la corteza terrestre.
El aluminio se encuentra normalmente en combinación con el oxígeno en forma de alúmina (A’203) y también está presente en unos 300 minerales diferentes.
A causa de su abundancia, el hombre está expuesto de modo natural a altas cantidades de este metal. La cantidad de aluminio en las especies vegetales y animales varía directamente según la cantidad del metal presente en el medio ambiente. Los efectos del metal son sobre todo importantes en zonas del mundo con altos niveles de aluminio o con extrema lixiviación del suelo por la lluvia ácida.
Además del aluminio que se encuentra en el medio natural, estamos expuestos a él en forma de cosméticos, antiácidos, recipientes de bebidas y agua potable (el sulfato de aluminio se utiliza para la depuración del agua).
Durante cientos de años se creyó que el aluminio era inocuo. Sin embargo, dos hechos relativamente recientes han llevado a la conclusión de que es una poderosa neurotoxina. Primero, se descubrió que el aluminio está relacionado con la demencia de la diálisis y, segundo, las investigaciones indican que el metal puede tener que ver con la demencia senil o enfermedad de Alzheimer (Petit 1983; Boegman y Bates 1984).
ABSORCIÓN Y DISTRIBUCIÓN
El aluminio es absorbido a través del tracto gastrointestinal y, como otros metales, puede competir en ello con varios elementos, por ejemplo, con el fluoruro. Así, aumentando el fluoruro en la dieta se reduce tanto la absorción de aluminio como su potencial neurotóxico.
También se ha señalado que las deficiencias nutricionales de calcio y magnesio en presencia de un exceso de aluminio pueden causar una mayor absorción del metal del intestino y el depósito de aluminio en el SNC (Yase 1980). Una vez el aluminio ha sido absorbido del intestino, entra en la circulación general y es distribuido a una variedad de tejidos como los huesos, el hígado y los músculos.
Además, el aluminio puede atravesar con facilidad la barrera hematoencefálica para entrar en el SNC. Aunque el aluminio se acumula en todo el cerebro, se encuentran concentraciones más altas en la sustancia gris que en la sustancia blanca (Petit 1983; Boegman y Bates 1984; Yokel 1989).
NEUROTOXICIDAD DEL ALUMINIO
Altos niveles de aluminio son sin duda tóxicos para el SNC. En algunos animales experimentales, como gatos, perros y conejos, la administración de aluminio produce una encefalopatía progresiva que se caracteriza por degeneración de las células nerviosas del cerebro, desmielinización del tallo cerebral y grave degeneración fibrilar.
Los términos «degeneración neurofibrilar» o «nudos neurofibrilares» se refieren a la acumulación de nudos de neurofibras dentro de la neurona. Las neuronas contienen tres tipos de elementos fibrosos: neurotúbulos, neurofilamentos y microfilamentos.
En las neuronas normales, los neurotúbulos y neurofilamentos son fibras filamentosas largas y rectas que transcurren paralelas al eje largo de las dendritas y los axones. Estas fibras proporcionan una red citoesquelética que ayuda al crecimiento y desarrollo de los procesos celulares.
Los neurotúbulos también son importantes para el transporte de sustancias, como los precursores de las enzimas y los neurotransmisores, dentro del sistema axonal y dendrítico. La ruptura de estas fibras altera el transporte del material esencial para los procesos celulares, de manera que puede relacionarse con alteraciones en el funcionamiento neurotransmísor y la estructura dendrítíca de la neurona (Petit 1983; Boegman y Bates 1984).
Estudios recientes han demostrado que el aluminio también modifica el funcionamiento de la barrera hematoencefálica que regula el intercambio de material entre la circulación periférica y el SNC. El aluminio se une a las células endoteliales para formar la barrera hematoencefálica y se deposita alrededor de los vasos sanguíneos en pacientes con demencia.
Se ha formulado la hipótesis de que la unión del aluminio con la barrera hematoencefálica altera la regulación de la velocidad de entrada en el SNC de sustancias normalmente no tóxicas y activas sobre el comportamiento (por ejemplo, las hormonas, los péptídos o los fármacos).
Además, la alteración del funcionamiento de la membrana de la barrera hematoencefálica podría favorecer la admisión de compuestos tóxicos en el SNC y explicar ciertas propiedades neurotóxicas del aluminio (Banks y Kastin 1989).
Los efectos del aluminio relativos al comportamiento hace poca que se investigan. Estudios en animales experimentales indican que el aluminio causa mermas de coordinación motora, aprendizaje y memoria. En ancianos normales, altas concentraciones séricas de aluminio se han relacionado con mala coordinación visomotora y problemas de la memoria crónica (Bowdler y cols. 1979; Yokel 1989).
[button style=»3d» background=»#2d7fef»]Efectos tóxicos del Aluminio:[/button]
- Problemas de fertilidad
- Dermatiits
- Desmineralización
- Alzheimer
- Problemas de aprendizaje
- Hiperparatiroidismo
Nutrientes que pueden ayudar a eliminar el aluminio:
- Vitamina C
- Clorella
- Espirulina
- Vitamina B6
- Zeolita
- Desmodium
- Magnesio
- Calcio
- Zinc
ALUMINIO Y DEMENCIA DE LA DIÁLISIS
En 1976, Alfrey, LeGendre y Kaehny plantearon por primera vez la hipótesis de la existencia de una posible relación entre el aluminio y la encefalopatía de la diálisis. La encefalopatía de la diálisis, o demencia de la diálisis, es un síndrome neurológico que se ha observado en algunos pacientes que necesitan diálisis renal crónica.
Se caracteriza por trastornos lingüísticos, cambios de personalidad que incluyen paranoia y desorientación, capacidad matemática dañada, disminución cognitiva y delirio. A medida que la enfermedad avanza, pueden producirse pérdida de coordinación muscular, acusadas anormalidades motoras y convulsiones.
La causa exacta de la demencia de la diálisis sigue siendo desconocida; no obstante, los hechos señalan que el aluminio tiene que ver mucho con ella. Se han registrado sorprendentes subidas de los niveles de aluminio en los músculos, los huesos y la sustancia gris del cerebro en pacientes de diálisis.
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